Elegí ir por donde más te guste...

5.2.10

IV

Sentada en el borde de la cama, se enrolla el pelo con las manos sucias. Embadurnadas. Blancas. Las tetas desnudas casi rozan el rollo de la panza debido a la curvatura de la columna. Y ahora qué hago. Como invento que salgo corriendo y el vidrio me corta los ojos. La luz.

Si le miente será una hipócrita. Si le digo la verdad no hay razon para que me quede.

El resplandor verde olivo y las correas que cruzan la ventana van a marcar el atardecer y los moretones de las palmas de las manos. Quien grite la palabra clave la tendrá rendida a sus pies. Es un insulto, no te das cuenta.

Si me recuesto, apenas, sobre el piso, puedo esperar. Si canto bajito tal vez no me escuche.