Mirás otra cosa
y yo no estoy.
Despacio,
voy recorriendo tus gestos:
la comisura de tu boca,
tu barba de un par de días,
tus pies apenas levantados.
El suelo nuevamente se extiende verde,
el cielo espectral
y yo sólo veo
a través de los ojos de ella.
Yo no estoy.
Tu amor se me resbala
entre los dedos de la mano,
mientras alrededor fracasa
la revolución que no supimos inventar.
Es cuestión de horas
para que todo se hunda.
Va a bastar con una brisa suave
que vuele los papeles del escritorio.
Es ahí cuando vos entras en razón
y te das cuenta
que a las chicas como yo
no se las invita a cenar
no vale la pena
para qué
se las abraza mejor en la puerta del colegio
así creen otra cosa
así se fractura para siempre
la aptitud para la belleza
yo no estoy
si había una posibilidad de desandar la historia
se va a ir con tu mirada
y voy a envejecer 1000 años
no
no va a haber julio con vos
cuando la marca es grande
hasta el santo desconfía
y yo
aunque aún no te hayas dado cuenta
aunque me dejes planear el fin del mundo
yo no soy
la clase de chica
a la que vos
invitás
a cenar