Elegí ir por donde más te guste...

25.6.09

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Lunar: la lengua francesa llama así a esas partículas morenas o negras, algo prominentes, que vienen a veces (y en alguno/a/s con frecuencia) a hacer punto, marca o grano sobre la piel. En lugar de manchar la piel, hacen resaltar su blancura, esto es al menos lo que gustaba decirse en los tiempos en que la nieve y la leche servían de comparativo por excelencia para la piel de las mujeres. Éstas se ponían entonces, en caso de necesidad "lunares postizos" de terciopelo sobre las mejillas y sobre los pechos. Hoy gustan las pieles más morenas, tostadas o bronceadas, pero el lunar guarda su atractivo: señala la piel, baliza su extensión y la configura, guía el ojo y actua sobre él como una marca de deseo. Por poco, nos gustaría decir que el lunar es un germen de deseo, un minusculo trazado de intensidad, un corpúsculo cuya tez oscura concentra la energía del cuerpo entero, como lo hace también la punta del seno.

Jean-Luque Nancy, 58 indicios sobre el cuerpo

¿Qué pasa si te ataca un índice?

Tengo miedo de que mi indice me ataque. Y no metafóricamente, es decir, que sea usado en mi contra, sino literalmente: tengo miedo de que mi índice me ataque. Como tiene cuatro páginas, podría tener dos brazos y dos piernas, materializarse como un pequeño monstruo de papel con sus bordes afilados y cortarme la cara. Supongo que para eso tendría que imprimirlo (¿qué peso material puede guardar lo virtual?). Si el sueño de Martín Fierro era más que transparente, todavía no logro entender al mono que corría por el borde de la ventana de Maipú. Ahora tengo ratas, supongo que por eso el mono no vuelve, lo extraño. Extraño todo.
Mi pequeño Frankestein de papel, ahí chiquito, humilde. Ahora le tengo ternura. Nadie fue atacado por un índice de papel. Sí por barriletes (la asociación libre en análisis está logrando maravillas). Creo que nos habíamos ganado un frasco con unas frutillas pintadas horribles. Mi papá me dijo, entre indignado y consolador, que mereciamos el premio a otra cosa. Lo mismo me dijo con la bandera en el secundario. Por suerte, luego obtuve otro reconocimiento. Ya sé! tal vez sea la medalla la que me ataque. Una buena medida sería intentar venderla ¿cuánto dinero te dan por una medalla gorda, redonda, inservible? ¿aumenta si la acompaño con la foto del diario? Igual no da tanto miedo, con sus bordes de canto.
Mi pequeño Frankesitein de papel. No tengo un perro para acariciarle la cabeza y mi idea de ponerles un resaltadorcito a las ratas en el lomo para que me hicieran companía no está dando resultado. Tal vez podría acariciarle la cabeza al índice. Suena algo sexual, no sé, largo y cabezón. Acariciarle la cabeza al índice.
Las posiciones están tomadas. Siempre, siempre, siempre son posiciones éticas (y políticas). Hay momentos en que reclamar una inocencia me suena demasiado a lo que Viñas llamaría un entre-nos de la clase. Con J. inventamos un mundo, y mal que mal estamos orgullosos de ello.

13.6.09

III

Yo no espero que él me llame. Pero si hay algo que aprendí en análisis es que tengo que cerrar historias. Si mi psicologa me viera hoy estaría orgullosa

Pero si ni siquiera empezó

No importa. Yo tengo que cerrar igual. Le voy a mandar un mensaje y no voy a responder nada que llegue después de las doce de la noche. Nada.