Elegí ir por donde más te guste...

30.10.08

Rio me dió una tarde más: Pan de Azucar



En 15 minutos va a estar oscuro y voy a poder ver las luces de la ciudad, a manera de comienzo de mi despedida de Rio. Ya hace casi una hora que espero, medio entredormida, pero no puedo bajar sin ver ese cambio.

Hoy a la mañana miré el weather que me informó que lloverá hasta el día de mi vuelta. Que a pesar de eso (cuando yo resignada pensaba hacer el Pan de Azúcar aunque el día estuviera nublado) saliera el sol, no pude dejar de vivirlo como una señal de que mi mala suerte, que empezó aproximadamente tres semanas atras, había terminado (después voy a perder el estuche de la cámara, pero no importa, tengo otro, puedo comprar otro).

Los bondinhos son inestables, pero el paisaje es impresionante. Todo Rio de nuevo. A diferencia del Cristo, el Pan de Azucar tiene espacios de lazer. Es decir, es mucho más bonito para quedarse ahí, retosando, en un estado ameba pero en las alturas. La primera parada, que es el Morro de Urca (el mismo que tengo frente a la venta del balcón), tiene unas reposeras de madera super comodas y bonitas. Hay increiblemente un lugar para hacer fiestas, ver el amanecer desde ahí, con vestido largo y sandalia de tacos altos, debe ser una de las cosas más bonitas del mundo (igual lo voy a votar segundo para las nuevas 7 maravillas, porque soy nacionalista, y voy a defender las cataratas).

Y en el Pan de Azucar no es sólo la vista. Son los millones de caminitos en que se abre el morro, para dejarte caminar, al lado de los monos, sin gente, sin los miles de zoom que asedian el paisaje (y los turistas chinos tarados que se sacan fotos con los nenitos de brasileros como si fueran animalitos, deberíamos pensar por dónde pasa elprogreso, porque eso seguro, y mi seguridad es modernista, no lo es).

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La ciudad finalmente se encendió. Nada. Solo una de las vistas más impresionantes que vi en mi vida. Antes, les juro, vi un arco iris.


Ultima Parada 174

[Esta entrada va a tratar de la película que fui a ver el martes (uf como pasa el tiempo) al auditorio o globo; se va a ir construyendo lentamente, porque tengo intenciones de hacer un artículo con eso o algo parecido]

29.10.08

Mi Victoria Ocampo

Me decido ir a hacer el paseo por la Biblioteca Nacional (el centro de Rio es un lugar muy interesante y por momentos atrayente, pero como sé que sí o sí me voy a perder me da fiaca ir para allá). Antes, como llego temprano, doy una vuelta a la manzana y de casualidad encuentro el libro que me robaron en un sebo instalado en la calle y 8 reales más barato que la primera vez. Dudo en comprarlo, me daría mucha impresión que fuera el mismo, pero el precio es tentador, más barato de lo que me saldrían las fotocopias y entonces má sí lo compro, pero no lo puedo poner en la cartera.

Está bien que no estuve en muchas bibliotecas en mi vida y que entonces mi verificación carece de validez, pero nunca estuve en una que tuvieran tantas restricciones para moverse. Que documento por aca, que ticket por allá, que deje la cámara que yo no llevo más a ningún lado, más acá. Sin duda el edificio vale la pena aguantar un guía que no nos deja entrar a ninguna parte, ni tocar ninguna cosa. La biblioteca no parece tener función definida. Para ser biblioteca, el acceso al material es tan complejo, que asusta al investigador más adiestrado en ponerse esos guantecitos blancos que luego tenes que devolver (y en lo único que hace pensar es en las jerarquías que en brasil se repiten hasta el infinito: usted sabe con quién está hablando?). Para ser archivo, o museo, o lugar de preservación de un material para generaciones futuras que quieran arriesgarse a nuestro presente, es demasiado biblioteca, o se la cuenta demasiado como biblioteca.

Dos cosas del recorrido. A la entrada dos murales. De un lado, la sabiduría (en bolas) descendiendo sobre la humanidad. Entonces abajo una serie de alegorías que no recuerdo. El esfuerzo, la investigación (un poco fálica con un microscopio que cubre sus partes pudendas). o algo así. Del otro lado, la ignorancia. Debajo, la desesperación, la pereza, una que llora. Los paneles en sí no son impactantes, pero la dicotomía en este país me da una sensación de violencia que me aprieta el estomago. La otra cosa, la sala de 6 piso con 300000000 de libros. Es la biblioteca borgiana y yo, por más que no soy escritora, siento que se me va a caer encima.

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De ahí a Café Colombo. Posiblemente a Lita esto sería lo único que le hubiera gustado. Pero no se, ella tenía gran capacidad de adaptación (creo que no le hubiera molestado que yo no me casara con Juan). Aunque sus playas eran las de Europa... son las de Ibiza o las de algún otro lugar del hemisferio Norte. O las de esa gruta, que siempre contaba, en la que para entrar tuvieron que tirarse al fondo del bote, y seguro desués las luces brillaban por todos lados en las estalactitas que seguro había (todavía me acuerdo de esa foto, en la playa, ella estaba en maya, posiblemente era Mar del Plata, pero no importa, no importa que no haya ido al mar en Europa, para mi está en el Hemisferio Norte). Los espejos creando abismo. Los marcos hasta el techo, y la vajilla expuesta en vitrinas de cristal. Los platos con bordes dorados y unas tacitas pequeñitas de bordes gruesos sobre la mesa de marmol y en frente de las sillas con esterillas.

Me siento de espaldas a la calle sólo para acentuar el efecto, mientras como um Doce do Belem, típicamente portugues (no quiero ser una princesa portuguesa, todos dicen que eran feas). Tendrían que prohibir cosas que rompan el efecto, pienso en mi faceta elitista. Un señor que entra en musculosa con los pelos de la espalda al aire; una chica que le saca fotos al menu, para luego comerse una hamburguesa enorme. Prohibir los flash, así puedo concentrarme en el grupo de señoras que toma el te (en realidad comen con Coca Zero, pero no importa). Se que yo tambien quedaría afuera (cómo me tentó el posiblemente en esa frase!). Sé que esta mal, es mi maldita Victoria Ocampo que se me cuela entre las lineas, entre mi Norah Langue

(Guardo el libro en la cartera, voy a desafiar a mi suerte).

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Después, porque los constraste no me alcanzan, un paseo por Uruguayana. El museo de Elio Oticica no existe. Me meto en un briga por carteras horribles que una señora desparramó en el piso y vende supuestamente a precios muy baratos.

La pelicula y el debate, esa es otra historia.

26.10.08

Como locas en Buzios

Nunca llegué a una ciudad nueva de noche. Otra primera vez. Voy respirando el aire que entra con el olorcito a vegetación de los morros (luego de ver la imágen de las fabelas iluminadas contra el vidrio, y no poder evitar el rasgo pintoresco que adquieren las luces de noche) y me alejo de Rio (necesitaba alejarme un poco de esa ciudad que se abre en mil partes).

Las chicas se van a reir todo el viaje de mis formas de percepción, así que empiezo por mi primera impresión "desviada": una habitación con cucarachas, playas finitas y un mar que se parece demasiado al Paraná. Imagínense mi cara deformada enfrente del agua sucia de algas.

En un momento Denisse va a decir "este es un viaje de princesas" (por bastante poco dinero). Y es que sí, "estuvimos como locas" (me gustaría poder reproducir el sotaque). Porque el mar se va a despejar juntos con las nubes y va a aparecer el agua azul clara, y el color turquesa y todo el paisaje de Ferradura se va a expandir a nuestro alrededor. Estamos ahí en las reposeras, estado ameba, admiradas del paisaje, esos momentos en que se repite una y mil veces qué lindo como para lograr conciencia de la situación de folleto turístico. La playa redonda y mil vistas dependiendo de en que lugar elija pararme.

Las compras empezaron leves por la mañana (un vestidito que me pruebo y no me compro por acá, una colcha rebajada por allá) y se desataron desaforadas a la noche. Buzio es un lugar lleno de negocios a mejores, mucho mejores, precios que Rio. Salimos con nuestros atuendos cariocas.Princesas. Y el encuentro del viaje es un negocio, en el que adquiero incriblemente ¿qué? una bikini. Caminamos, miramos, preguntamos. Van a ser la 1 de la mañana y en el único negocio que sigue abierto las chicas vamos a seguir comprando. Extenuamos así nuestra capacidad de adquisición de cosas banales que nos quedaban increiblemente bien, para terminar con un crepe de chocolate con morango, luego de los mejores mariscos que comí en mi vida.

Al otro día Tartaruga. Como si la noche no hubiera sido suficiente, adquiero el vestidito de playa con el que le taladré el cerebro a mis compañeras de viaje y un par de aros enormes con los que quedo increiblemente ridicula pero que resaltan un aspecto de diva oculto (juego con el ruedo de mis vestido de mariposas como si fuera una nena). Vamos acumulando bolsas sobre la mesa, somos las chicas que compran cosas, deben pensar los vendedores. En esas playas chiquitas de menos de 4 metro, me imagino a mis viejos como enjaulados entre la sombrilla y el mar. Para mi el color y la temperatura del agua lo justifican (para playas más extensas hay que ir más al norte, a Natal, lo que exige cantidades de efectivo mucho mayores de las que disponemos o un príncipe rico del cual hacernos amigas). Y por primera vez, remo en el mar: con Sole alquilamos un kayac y luego de dar vueltas en círculo cerca de la costa, nos internamos en la inmensidad confiando en nuestros brazos y en nuestras fuerzas de nado si nos damos vuelta, porque como cuando pedimos salvavidas el chico nos dijo que nos quedarían marcas y salimos así en bikini nomás.

Tengo mi equipo brasilero de playa preparado para la vuelta y una cuantas imágenes en la retina porque el fin de semana trascurrio sin cámaras (en realidad, nosotros pensamos que las revistas nos iban a estar esperando, pero se ve que las elecciones del domingo eran más importantes que nuestra escapada de fin de semana).

20.10.08

Después

Ayer me compré un vestido, y ahora soy una princesa que contempla la fauna tropical, los pájaros que se esconden entre los recovecos del morro, desde la ventana del pequeño palacio.

Ayer, antes de comprarme el vestido y luego de una experiencia temporal dislocada por el cambio de hora que yo suponía inexistente aquí en Rio, fuimos al Museo de Arte Moderno. Me sucedió lo mismo que con el otro museo. Nada me atrajo de la colección, sólo unos cuadros de Tarsila. Me quedé pensando en como me gusta mirar los Berni, quedarme ahí en frente, como una verdadera contempladora de arte, en esos ojos, en esas manos (saudade: el sábado, en Lapa, mientras bailábamos samba y bebiamos caipiriña me moría de ganas de que intercalaran un tema de Rodrigo). El edificio sí que es impresionante, las vistas desde todos lados son lo verdaderamente atrayente. Mientras Denisse y Sole terminan de ver los cuadros, doy vuelta una silla y me quedo mirando por el ventanal. La distribución del paisaje del museo, realizado por un paisajista famoso, esta hecho para armonizar con las texturas del entorno: al mismo tiempo que veo las olas romper sobre las piedras, veo más cerquita otras piedras, más lisas que actuan por contraste con la espuma que se acumula en las otras.

Salí sin nada. En realidad, más que a la violencia, a cualquier episodio de violencia, le tengo miedo a mi mala suerte.

18.10.08

"Ha sucedido lo que yo más temía" (A.P.)

Estábamos en la playa. Cristian, Sandra y yo. Dejé el bolso al lado de la reposera de Cristian (no en el medio de la playa, al lado de la reposera). Nos quedamos entredormidos, nos despertamos y ya no estaba.

La angustia me aprieta el estomago. Desde ese día, desde el miercoles, hay momentos en que tengo muchas ganas de llorar. Entre la bronca de no haberlo atado, como lo hago siempre. Entre la bronca de saber que la gente piensa que me descuidé, que siempre soy descuidada, cuando en realidad fue un segundo. Entre la bronca de sentir que nadie me cree cuando digo que no llevo nada a la playa. Es la culpa, es dudar, y no poder decir, como todo el mundo, no no fue mi culpa, fue de la gente que se lo llevó. Y lo típico ¿por qué a mí?

Tenía en el bolso mi libretita. Creo que el bolso en sí, que adoraba, y mi libretita es lo que más me duele. Ahí tenía todo. Direcciones de lugares que había visitado, un resumen de gastos a la manera de Sarmiento, una parte del viaje.

Resolví todo, pero solo quería llamar a mi mama y decirle "venime a buscar, yo no puedo con esto". No puedo hacer una épica.

Me aterró que pudieran usar la tarjeta, pero más aún que tuvieran "mis" cosas. Que puedieran leer la obsesión de los numeritos y las direcciones que estaban colmando los renglones.

14.10.08

Diálogos (¿diálogos?)

A: La relación del hambre con la literatura parte de una paradoja fundamental: no se puede escribir literatura con hambre. Se puede escribir testimonios, pero eso no es con lo que me interesa componer el corpus.
Y: Me hubiera gustado hacer ese seminario.
C: Está dando infancia, no hambre.
X: Pensaste la dislocación que se produce entre cuerpo torturado y lenguaje: el que ha sido torturado no puede articular los modos básicos de la lengua, por ejemplo, no puede conjugar correctamente los verbos.
Y: realmente es interesante que trabaje con una noción de cuerpo real.
R: Lo que me pasa con el concepto de sitema es que un concepto de sistema demasiado fuerte no me deja pensar ciertas topografías de lo artístico que me interesa abordar; y si lo debilito hasta el punto de que me permita pensarlas ya no es un sistema.
H: Es una pregunta que yo también me hago, es necesario una noción que encuentre el equilibrio entre los extremos.
Y: Para mí no hay equilibrio productivo en esa noción.


Jugamos en el límite entre la superficialidad y el pliegue de la superficie (Deleuze - Leibinz). Por momentos, se vuelve la exposición de una actividad masturbatoria donde sólo importa acariciar la propia voz. Connivencia grupal a la exibición, porque por más que intente leer con el portugués de fondo, me quedo amarrada al sillón. Ayer volví de muy mal humor, hoy sentí que se abrieron más posibilidades. No se si no escucho porque realmente é ruim o porque no puedo abrir los oidos del enfoque con que me formé o porque me encierro en el cuadrito que marcamos con la cruz del especialista. Un límite que hay que convertir en producción: entre el simple goce y la responsabilidad ética (por qué no social). Somos necesarios tantos?? La articulación es más difícil cuando no se está descubriendo una vacuna que prevenga el cancer.

12.10.08

Gay Parade o sobre el espectaculo

Como salió el sol fuimos con Cristian a encontrarnos con Sandra en Ipanema (antes cuando al mediodía se nubló toqué la desesperación con la punta del cerebro) . Conté, contamos, a raudales, a borbotones contagiosos lo que habíamos hecho. Supongo que en algún punto, sin que nadie nos lo pidiera, debíamos rendir cuentas. El sol por fin me hizo arder los cachetes, tengo la piel marrón y la punta de la nariz roja. No puedo decidir cuál de los pareos luna comprarme.

Cuando Sandra se va con J., nosotros vamos a ver el Gay Parade, la manifestación-fiesta gay que se hace todos los años en Rio, esta vez, en el posto 6 de Copacabana. La escena es la siguiente: camiones convertidos en especie de carrozas con parlantes con música electrónica que hace vibrar el suelo y gente que baila, ya sea disfrazada o en zunga, en una especie de pista que el acoplado arma, bebiendo agua mineral (todos sabemos que si se tiene cierta conciencia ciertas cosas no se mezcla, y no me refiero a los géneros). Alrededor, más gente camina, se amontona, toma bebidas alcoholicas (bebados). Turistas miran como si fuera una atracción armada, y se sacan fotos abrazados a los travestis. Entre Lapa o Maria Rita y esto hay el abismo que existe entre la potencia del carnaval bajtiniano y la funcionalidad al sistema de muchos de los espectaculos mass-mediaticos (y eso que yo estoy lejos de demonizar a la televisión). Esa es mi primer reacción. Un rechazo que me va llenando, la sensación de que me quieren engañar vendiendome espejitos de colores (me siento así, traicionada en mis expectativas). La fiesta gay, que se supone tiene un carcater de protesta, está demasiado cerca del power point del jueves, y demasiado lejos del tipo que levanta latitas de cerveza para ganarse el mango. El argumento es este: todos sabemos que muchas cosas que funcionaron en los 60 como transgresión, ahora ya no funcionan. En un sistema que en general (y no soy arcaica ni homogeinizo ni propongo el aislamiento: soy de la idea de que como el mercado todo produce grietas y que es posible actuar desde esos resquicios (aunque las micropolíticas de Focault me dejen siempre el temor de ser respuestas que nos dejan dormir tranquilo)) apuesta a lo superficial, a convertir la vida en un consumo constante, la manera de reclamarle a ese sistema por la violencia que ejerce en este caso sobre las personas que eligen una sexualidad que sale de lo que se lee como norma no es repitiendo paso a paso esas lógicas sino desestructurándola, desarmando los flujos de energía para que corran para otros lados. No estiendo cómo gente que parece querer ser simplemente consumida por la foto que toma el turista mientras pierde cualquier posibilidad de acción en la pastilla que delata el agua mineral, piensa que puede articular un reclamo. Me indigno, pero mi indiganación no es la de la viejita que se indigna cuando ve dos chicos que se besan, de nuevo, siento que me están vendiendo un buzón y que creen que yo soy tan tonta como para comprarlo. No es intolerancia, cualquiera que sepa como pienso, sabe que no es intolerancia a la diferencia. Si me dijieran: es una fiesta vení, embarrachate y divertite, vamos, nos enborrachamos y nos divertimos, pero nadie vende buzones. Me quedo sin embargo con la duda de si simplemente no estoy separando, como exigen las divisiones tradicionales, dos modos, uno de la diversión, otro de la protesta, que sólo van separado en ciertos ordenes y no en otros.

Cuando nos sentamos en un bar de Copacabana, para descanzar del ruido, Cristian me cuenta el supuesto origen: en San Francisco se habían proihibido todas las fiestas, los gay hacen una igual, entra la policía y mata a muchos de los que se encontraban adentro, entonces grupos de gay comienzan a realizar fiestas como modo de protesta. Entonces ¿qué hacemos con una forma que parece perder su potencial? ¿conserva algo de simbolo de protesta el emborracharse, a la vez que se pasa en camiones pidiendo la promulgación de una ley y con un cartel que le dice a las mujeres golpeadas acá podés encontrar una ayuda? ¿la fiesta ha perdido todo su poder disruptor? ¿los pibes que mean atras mio en las palmeras, hacen algo más ahí que exibir sus miembros a ver si encuentra un chongo o una chonga, me importan nada la orientación sexual?

La "carrozas" pasan por enfrente mio, y tengo una sensación ambigua. Cuando leo el cartel de las mujeres golpeadas, cuando escucho a la chica que grita las consignas por el altavoz, pienso que por un par de boludos y boludas la forma, entre el puro espectaculo y el carnaval, no pierde su fuerza. Pero no estoy segura, no se si es que ya me acostrubré, que me adapté o que el movimiento (cuando por primera vez nos acercamos todo estaba quieto, los camiones antes que carrozas eran escenarios), la puesta en movimiento encaminó todo hacia un rumbo diferente, orientó las fuerzas hacia ese avance.

Empiria

Jueves
Antes de venir acá, justo antes de tomarme el avión, estuve embarcada en discusiones sobre la tediosa pero evidentemente siempre inevitable acreditación. Entonces, en un equilibrio siempre inestable, vamos al congreso de enfoques empíricos sobre la literatura. Para ver que pasa, para agregar un papel más, para ver si los coffee break son como en la PUC.

Hacemos el viaje hasta el campus de la Universidade Federal do Rio de Janeiro en metro. Ir hasta el campus implica salir de la turística zona sur, implica enfrentarse con un entorno en que el sincretismo se torna amenazante. Luego de que hacemos la combinación, el metro sale a la superficie y, a pesar de ser metro, se convierte en tren. Ahí me empieza a doler la panza, es una presión en el estomago, ganas de dar vuelta el tren y volver, ganas de no ver. Lo que me empieza a rodear me oprime, la pobreza hiere en los ojos. Esta bien, no soy un intelectual mirando a los cabecitas negras, no soy una clase que teme el ascenso de la otra. No pasa por ahí, es un temor visceral, una impotencia estomacal. Es muy dificil salirse del tópico del outsider, no traicionar con el relato aquello que nos marca la piel. Lo unico que llegamos a acordar con Cristian es que volvemos antes de la noche, como sea antes de la noche.

En la universidad pública no hay carteles que te peguen en la cabeza. La distancia de la inutilidad del enfoque que vamos a escuchar y ver una y otra vez en los power point (otro tipo de visión, redundantemente capitalista, redundantemente inutil) choca contra el entorno que me oprimió el estómago. Entonces ¿que hay qué hacer? ¿reconocer la validez de la diferencia? ¿pensar que son formaciones diferentes con el mismo grado de derecho a existir? ¿nos volvemos intolerantes si afirmamos la inutilidad de ese enfoque? No, creo que no, es un deber ético: gente, el enfoque empírico de la literatura, del discurso en realidad porque la literatura pierde toda especificida (ya sabemos la especificidad es histórica, pero este extremo tampoco vale) lleva en general a visiones simplistas e inútiles, que no desgranan fuerzas, que no logran ver interacciones. Y sí, es un valor moderno, crítica como complejización, literatura como riesgo. Cuidado cuando nos cansamos de la ponencias leídas en los congresos, porque éste es el otro extremo, la presentación de investigaciones por gráficos idiotas que no dicen nada. Hay que encontrar un lugar de tensión, y nuevamente moder, ese lugar exige elaboración. Y la elaboración, al menos para mi, se choca frecuentemente con los tiempos de la acreditación.

Volvemos en trafic. Las fabelas está ahí, al lado, me queman los dedos, no son gráficos en un power point.

8.10.08

Arañas

Recién, en vez de matar una araña que bajó hasta mi monitor, tomé el hilo del que pendía y la deposité en el suelo. Más intenso ante la ajenidad de gesto, me acordé de vos.

6.10.08

Atracciones

Me canso de leer a Chejfec. Me arden los ojos por la pantalla y por el temor de estar forzando hipótesis. Me asomo a la ventana que da al morro y veo dos pajaritos y un colibrí: rojo brillante, azul intenso y la fuerza de lo neutro, blanco y negro. Pobres gorriones rosarino. Si vinieran aquí se sentirían desnudos. Dos atracciones diferentes: lo nuevo y lo cotidiano. Parece que sólo pueden convivir así, en tensión.

5.10.08

Intimidades de William Shakespeare y Victor Hugo

A Lita
IM

La pelicula. A veces, en la vida se tiene la ventura (palabra más vulgares implicarían desmitificar el encuentro) de que las historias estén justo en tu pasado. La intensidad de la voces guardadas en una casa que se abarrota de cuadros y flores casi secas. Cristian me habla de la figura del homosexual, de la demonización y del genio. En mi cabeza sólo resuena una palabra. Abuela.

La señora que se levanta y que se duerme. Que habla, recordando, a través de sus prejuicios, una relación que todavía no entiende. Las viejitas de Puig en Rio en una película mejicana. Yo dejé que las voces se escaparan sin registro. Era mi responsabilidad. Para eso estudié Letras. Dejé que esas historias se quemaran en el horrible esplendor del verde. Esa siesta me dormí. Y ella esperó. Me despertaba a cada rato, me ponía los lentes, la miraba. Hacía mucho calor, ni siquiera tenía sueño, pero me dormi. Y ella esperó. No supe escuchar, no supe.

Cuando vuelvo el cartel de Coca-cola se enciende y se apaga. El morro de Urca se ve pequeño a través de la bahia de Botafogo ¿Qué hubiera pensado de este viaje? ¿de este riesgo? Ella que esperó diez años y se casó de azul oscuro. Ella hubiera entendido: que no es como sus escapadas pero que se parece (un instinto nómade aferrado al sedentarismo). Siempre pensó que yo iba a escribir una novela como Rosamunde Pilcher. Tengo miedo de dormirme, igual que en aquella siesta.

4.10.08

Aca al lado



Hoy el mar estaba calmo. Ni una ola movia la bahía de Urca. Con el agua a la cintura todavía veo mis pies, que se unden en la arena, alla abajo. Lejos. Hay un paseo para subir al morro . La cercania habia hecho que me retrasara. Hoy fui. Y confirmé que lo que vi ayer era un mono, que se escapa de la belleza de su jaula casi militar para venir a caminar por mis cables. Por la veira de mi cabeza. No es el mismo mono que veia en épocas de examen caminar por la venta de noche cuando me sentaba dormida en la cama del departamento de Maipu. Este me parece que es real.

3.10.08

Rodizio Nocturno

Hoy, por los cables que cruzan en frente de la ventana del quarto, pasó un mono (mañana voy a ver un pájaro carpintero igua, igual al del dibujito en la PUC). Fauna brasilera. Ahí me di cuenta por qué ladran así los perros, porque ven monos y no gatos ¿Cómo reaccionaria Daria, con un pájaro carpintero y un mono dando vuelta? ¿los perros viven el asombro?

A la noche vamos a un paseo nocturno (sí a la redundancia). El centro. Odio el centro de Rio porque hasta que no logro entrar fico perdida. Las iglesias iluminadas en el medio de la basura. Los olores y el calor no me dejan respirar: (cómo lidiar con el pudor para decir esto, en relidad creo que no es el pudor, sino el sonido) los cariocas mean toda la ciudad y el sol hace el resto. Pero las luces brillan y mudan, y eligiendo de los sentidos el preferido por Occidente, continuamos caminado por callejones de putas y malandras (literalmente: ruadaspu). Las piedras portuguesas, las flechas, las fachadas.

Llega un momento en que solo quiero sentarme y cenar. Entonces, de nuevo, siempre fascinante, Lapa. Hay una escalera decorada con azulejos pintados por un pintor que tiene tres obseciones: pintarse él, pintar embarazadas, pintarse a él mismo embarazado.

Lapa: uma janela e rodizzio de pizza com manjericao (una ventana y pizza libre con albahaca). Ahora el morro se está metiendo en el aula y yo tengo sueño.

2.10.08

Ansieintensidades

Noche de insomnio. Mis miedos y ansiedades suben como gusanos de vidrio por mi espalda. Arman un hueco en la parte baja , y comen mi medula de a poco. Las vértebras corren el riesgo de desanudarse y convertirme en un esperpento. El temblor llega hasta los labios.

Cuando intento recuperar un poco de sueño, un ruido fuerte invade el quarto. Turbinas de un avión con sirenas de fondo. Por un momento pienso que si me levanto y abro la cortina, voy a ver el ojo de Godzilla que me escruta.

Debe haber túneles subterráneos que unen las casas de los urcanos ricos. Sé que de noche se reúnen a confabular debajo del Pan de Azucar. Planean junto con los murcielagos y las palomas conquistar el mundo.