Elegí ir por donde más te guste...

13.1.10

Banalizando a Rimbaud

Ya no soy la que fui. Ni sé la que seré. Supongo que en algún momento todos maduramos y sentimos profundamente una frase cómo esa.

Me siguen preocupando los modos de circulación del deseo. Cómo hacer una cosa, que ponga coto a otra, sin saber qué es lo uno y qué es lo otro. Me sigue preocupando la circulación de la culpa. Que mi mamá piense que no tengo 28 ¿Qué soy? ¿Demasiado infantil? ¿La única manera de ser adulta es el predominio de la razón? Debe haber otras formas, alguna que implique un perro minúsculo en un departamento minúsculo y tres semanas en Francia y lágrimas por los rincones. Alguna que a los 28 años no haga patética la angustia por un animal que debería ser la angustia por un hijo. A mi edad mi mamá ya me tenía a mi hermana y a mí. No dejo de tener la sensación de que su vida había terminado. Yo tengo un perro y pánico de que mi vida termine.

Soy patética, increíblemente patética. Ni siquiera si estuviera en bata, sin depilarme, despeinada y con un gato sería más patética.

3 comentarios:

Mariana dijo...

Me acabo de dar cuenta que es mi primera entrada del 2010. Este año volví a restir una entrada que se explayara sobre la vanalidad de las fiesta.
En un año nuevo en San Pedro alguien me dijo que los primeros doce días cifran uno por uno el clima de los siguientes doce meses.
Terminé de escribir esta entrada antes de que el 12 terminara, 10 minutos antes... ¿cifrará entonces el dilema del año? ¿Este año será el que encubra mi búsqueda por una manera singular de adultez?
Veremos, por ahora la líbido sigue dispersa.

Anónimo dijo...

Qué tiene de malo estar despeinada y con un gato, eh??? Menos mal que me hice la depilación láser...

Mariana dijo...

Ja, ja. Tiene todo de malo si querés ser una chica Cosmo, nada de deprimente si en esa imagen no se cifra la imagen propia de lo patético que todos construimos. La mía creo que pasa por otro lado, la del gato surgió en una conversación entre amigos.