Elegí ir por donde más te guste...

9.7.09

Deadline

Cuando fui a Tanti, todos hablaban de irse a vivir a Tanti. Yo ahí, ameba, sin entender por qué no podía sumarme a la ilusión o el delirio colectivo. Una extraña sensación de claustrofobia en un lugar increiblemente abierto: supongo que era de eso de lo que tenía miedo. Sin duda, me gustan las vacaciones en el campo, en las sierras, con mi Coetzee dejado debajo del brazo y las excursiones a no sé dónde sin destino reconocible. La posibilidad de tener cactus y, por qué no, guayabas.
Hoy leo a Link. La bronca que estalla en el comentario sobre la estupidez de los medios. Paredón, paredón, reclaman las huestes porteñas. ¿Será lo mismo leer a Link en la sierra?

Pero es la ansiedad que surge de esa misma bronca la que mina el cuerpo, la que lo vuelve pedacitos con puntitos blancos entre las piernas.

No sé, nada, eso, debería buscar alguna frontera entre la infinidad de peros (evidentemente los lugares son siempre un problema, y eso que lo que me hace doler la panza es, fundamentalmente, el paso del tiempo)

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