Elegí ir por donde más te guste...

2.11.15

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Si me apurás un poco
te digo
que mi miedo a que me leas
es
directamente proporcional
a tu miedo ante lo que leés.

También hay alfombras
en los hoteles.
No son verdes
sino grises.
También las camino desnuda
desde el baño hasta la cama
y desde ahí
directamente
hasta la puerta
que resguarda la intimidad
que no arriegás.

Si me apurás
te digo
que hace mucho
que no cogés
con una chica del interior.
En realidad,
primero te digo
que hace ya mucho
(demasiado)
que no cogés conmigo.
Segundo,
que hace mucho que no cogés
con una chica del interior.
A nosotras
la soberbia se nos escurre entre los dedos,
y yo jamás pienso
que sos vos.
Nunca decanto
por la necesidad,
tu imperiosa necesidad,
de la distancia.
Si eso es salud
yo no soy más que enfermedad
algo que tampoco digo
aunque

a veces
me apurás.

Octubre se extiende
largo y espectral.

Si me apurás entonces
te digo que ganamos,
y que sé que te sorprendo
mas allá
incluso
de lo que explicitás.
Que no deberíamos andar escribiendo
poemitas de amor
aunque este no sea
un poema de amor
de una chica de provincia
a la que la soberbia se le escapa
como el clisé,
de última,
como la arena que no rozo
entre los dedos de esta mano
que alguien
hace poco
no vos
se acordó de volver
(no, de volver no,
sino de empezar)
a descubrir.

El rastrillo se cae
y la piel del empeine acariciado
confronta
al orgasmo ya sabido
en este octubre eterno
que no decide nada
ni siquiera
la primavera azul del limonero
que se reproduce
insistente.

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