Elegí ir por donde más te guste...

27.9.09

Iteración (por necesidad)

Parecía esa clase de hombres que aún despiertos tienen pesadillas. Mirándolo, ella avizoró el secreto de un hombre deseable: el cortinaje abatido de la realidad tranportado a la impasibilidad de una cara. Por eso, ya que desear era un descenso al subsuelo de la lengua, empezó a contestar a todo que sí... Cada afirmación reforzaba la sensualidad de la afirmación previa. Una negación mínima podía desbaratar el entramado de seducción que brillaba en la cara del secretario. Era el hombre perfecto justamente porque no parecía vivo. A la vez era más que un hombre muerto: podía decidir cuándo y dónde humanizarse a través de esa reserva de vibraciones

Oliverio Cohelo, Promesas naturales

(Perdón, escasos lectores de este blog, por la repetición de las citas. Dos razones. Uno. Cohelo me deja muda con la perfección de las frases (me hace acordar a la perfección de las frases de Chejfec y Pauls siempre al borde del abismo, del desbarrancadero). Dos. ..................... )

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