Elegí ir por donde más te guste...

17.10.09

Inventar un presente (en viaje)

No existe la posibilidad de la crónica de un Congreso. Ni de un Coloquio. (Podría existir la novela, pero yo no soy Aira ni Chejfec). Porque no existe el tiempo. Es todo una serie de saludos y sucesión de lecturas y comidas que esta vez me dejó callada. Nunca soy buena en el roteiro necesario entre personalidades. Nunca van a invitar mi pobre mediocridad a nada. Siempre está la posibilidad de no viajar nunca más, entonces uno inventa un discurso. No importa lo satisfecho que esté el resto, lo “productiva” que pueda haberse vuelto la conversación, yo me quedo siempre con un vacio doble: el que me deja la organización; el que me deja cierta sensación de inutilidad (es que a pesar de todas las ideas, en un momento fuimos los miembros de Sur posando en una escalera, y yo siempre tengo el peso de Contorno en la cabeza).

Buenos Aires fue eso. Taxis, luces deformadas por la miopía, edificios de Recoleta que me dejan atrapada entre las volutas en que terminan los balcones y las vidrieras que exhiben la mercancía que no me puedo comprar (esa que ignora el Coloquio). Ponencias que sigo, ponencias que no seguí, cosas que no puede escuchar, cosas que no quise escuchar. Corridas, veredas, avenidas y el clisé del Obelisco. Buenos Aires fue eso. Hoy dormí solo tres horas: Buenos Aires fue.


(Y fue una entrada que no puedo escribir)

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