Elegí ir por donde más te guste...

24.6.10

Trámites (un texto totalmente referencial)

Mientras venía en el colectivo pensaba cómo escribir esto. En realidad, primero tenía una enorme necesidad de escribirlo, luego me puse a pensar en cómo hacerlo, después en la publicidad que iba a darle (¿qué hago? ¿lo subo sólo al blog? ¿lo publico como nota en facebook? ¿etiqueto a todos mis contactos?). Finalmente me pregunté por lo que creo que era correcto preguntarme: por qué voy a escribir esto (me resonaba en la cabeza una frase que ya no sé como la habían formulado pero que repetía la de Mirtha Legrand: usted está muy politizada). No escribo lo que debería escribir, es decir, las razones de por qué apoyar al gobierno actual, y sin embargo escribo esto. Había una justificación obvia: la remota posibilidad de que alguien que estuviera o fuera a estar en la misma situación que yo, que nosotros, lo leyera y pudiera servilre para algo. Pero me doy cuenta de lo pobre de esa justificación. Sin duda que me haya hecho preguntarme lo que acabo de escribir es también una buena razón. Pero insisto, por qué. ¿Qué repito? ¿una crítica más a la empleada de Gasalla, es decir, el argumento constante e irreflexivo de que los empleados públicos no trabajan (que extendido a otras esferas es el mismo que el que los docentes no trabajan o que a los investigadores hay que mandarlos a lavar los platos excepto que pueda publicitarse algún descubrimiento fantástico que ponga a este tercer mundo al mismo nivel que las academias extranjeras, excepción que repite la misma lógica de las jerarquias)? ¿repito malamente el argumento kafkiano y moderno contra la burocracia que termina justificando mi inacción ante ciertas cosas al presentarlas como incomprensibles? Si escribo, es obvio, es porque tengo la ilusión todavía de que surja otra cosa.
Entonces un estilo referencial. Todos más o menos saben que con Juan queremos sacar un crédito. Tenemos la suerte de, por diversas circunstancias, tener un terreno en Pueblo Esther y queremos sacar un crédito para así construir una casa y dejar de pagar un alquiler que nos está matando y que nos impide progresar en un montón de cosas. Siendo becaria de CONICET todo se complica porque en general mis ingresos no los cuentan y tenemos que jugar el juego sólo con los de Juan (acá iba un párrafo enojado contra la JCP que no voy a escribir, porque ya lo he hecho público en más de una ocasión a las personas que corresponde). El primer intento lo hicimos en el banco hipotecario. Empezamos a juntar los papeles, nos contactamos con una arquitecta e hicimos el plano de la casa. Lo gracioso y patético es que le mostré ese plano a todo el mundo. Mi típica actitud de cantar victoria antes de gloria. Andaba yo lo más feliz con mi, nuestro, plano, con la chimenea que separaba la parte del living de la del comedor, con mis preocupaciones de que el terreno fuera demasiado chico, cuando nos enteremos de que el banco agregaba un requisito más: que te depositen el sueldo en una cuenta en el mismo banco. Imposible. La secretaria dinosaurio del colegio (y por más que no fuera un dinosaurio) jamás depositaría en el hipotecario. Puf a los castillos en el aire. Patética yo y mi plano.
Casi simultáneamente nos enteramos de un crédito que otorgaba a la provincia, más exactamente la Dirección Provincial de Vivienda y Urbanismo, para la construcción de viviendas. En un principio pensamos que no servía. En el verano nos fuimos dando cuenta de que sí, de que podía ser una oportunidad, de que por más que fuera poca plata y que te dieran predeterminado el modelo a construir era algo, que los intereses eran buenísimos, que eran cuotas fijas y en pesos. Voy a aclarar desde ahora, toda la gente nos atendió con extrema amabilidad, no fue ese el problema. Llegamos a averiguar, la señora nos obliga ya a comprar la carpeta amarilla para ir presentando los papeles, dejamos las fotocopias del dni y nos vamos con una serie de planillas para llenar y una hoja fotocopiada con los papeles a presentar que para nosotros era lo mismo que ruso. Nadie explica nada. Tengan en cuenta que este es un pan para vivienda sociales, que lo que te piden de ingresos es bajo, por lo que mucha gente de clase media-baja sin formación y sin contactos y sin un laburo que te deje trabajar en tu casa y llamar a un teléfono 10 veces en una sola mañana sin que te atiendan se presenta. En un momento Juan me lo va a aclarar, si vos no pudieras hacer lo que hacés, es decir, repito, llamar 10 veces a la mañana sin que te atiendan, no podríamos hacer esto. Es decir, o sos ama de casa o becaria de conicet o algo parecido sino no se cómo cuerno haces. En ese momento no le creí, ahora sí (supongo que esto que escribo es eso también: un acto de justicia). Bueno, pero no me adelanto. Papeles en el api 60 mangos todo ok (después me entero de que podrían haber sido 30 pero nadie, nadie te explica nada). Vuelvo re feliz de otro lugar con otro papel que no va a ser el correcto, pero todavía no sé que voy a haber gastado 80 mangos al pedo. Tenemos que ir a la comuna de Pueblo Esther, estar ahí toda la mañana, todo más o menos ok, 0 pesos. Pero nos damos cuenta de que la escribana hizo mal la escritura, corremos por todo Pueblo Esther para no tener que volver. La escribana enmienda la escritura con birome ¡¿es eso al menos legal?! En fin, nos vamos con los papeles que necesitamos, o al menos eso creemos. Presentamos todo, luego de una pelea el domingo porque Juan no encuentra ganas de ponerse a armar las planillas y yo no encuentro argumentos para justificar la necesidad (no voy a contar las otras peleas que esto trajo, son tan infinitas como el trámite) y de perder toda la mañana obviamente en la oficina. Ahí nos damos cuentas de que uno de los papeles no es el correcto. Es el formulario I. ¿Qué cuernos es el formulario I? Imposible de comprender por internet. Acá se le hubiera presentado a las personas sin amigos abogado un inconveniente insuperable, es casi imposible hacer ese trámite sin una abogado o alguien de una profesión parecida. Yo me encargo de eso, Juan de lo que falta para los ingresos (tenemos que pagarle también a un contador para que certifique los ingresos de Juan, ya no me acuerdo cuánto fue eso pero algo arriba de 100 pesos). Recuerden que este es un crédito para viviendas sociales. Entonces me contacto con Sonia, mi amiga abogada. Es como una luz, me hace todo el trámite para el formulario I (que entre otras cosas debe ser llenado a máquina de escribir: levanten la mano aquellos de clase media baja (y no me molesten con que ya no se puede hablar más de clases) que tiene máquina de escribir, o alguien conocido con máquina de escribir o alguien con el programa adecuado para llenar el formulario I (les juro que no les miento, se llamá así)). En fin, 30 mangos más sólo porque Sonia no me cobra los honorarios que debería cobrarme y sólo pagamos el costo del trámite. Presentamos todo. Supuestamente ya está todo. Ya no sé cuánto pasó desde que empezamos, cuánto tiempo perdimos, cuánto tiempo pasó.
Esperamos tres semanas y llamo para averiguar el estado del trámite. Me atienden. La persona, que yo sé que es la misma a la que le presenté la carpeta no sabe dónde está. Después de un rato de buscar me dice que faltan dos semanas más, que el agrimensor tiene 7 carpetas antes. Pero y entonces ¿cuántas carpetas había cuando nosotros presentamos? ¿cuántas carpetas por semana visa y pide al papel a catastro? Es obvio, la mujer que nos había atendido con tanta buena onda se había olvidado de pasar la carpeta. Si yo no hubiera llamado la carpeta se perdía en olvido. Decido que voy a acosar a la gente, lo difícil es que el agrimensor nunca está, es imposible acosarlo excepto que llame veinte veces por mañana: o está en Santa Fe, o está en catastro, o no está en la oficina. Les juro por dios que no estoy exagerando. No digo que el tipo esté tomando café, solo digo que no hay nadie en esa oficina que pueda proporcionarme la información que necesito. Nadie. Cuando logro comunicarme con el agrimensor (que miró la carpeta en menos de una semana, lo que confirma mi hipótesis anterior (me tendrían que dar el doctorado en hipótesis de trámites)), me dice que hay un problema con los papeles, que vaya. Voy. El problema: la escribana cita en la escritura un plano, que es el que yo, by the way, presenté, para la descripción del terreno, pero cuando nombra las calles entre las que se encuentra, lo hace con su nombre y no con el número como de hecho figuran en el plano que la idiota cita. El tipo tiene razon. Te van a encajonar esto en santa fe. Ahhh porque me olvidaba, luego de que hacen todo esto acá lo vuelven a hacer en Santa Fe, y si hay algo mal, según el agrimensor, no es que te avisan sino que encajonan, que cuando se les ocurre el trámite vuelve, y te das cuenta de que hay algo mal y que no te dieron el crédito y que no tenés casa, ni chapas, ni palo donde rascarte, que posiblemente hayas sido padre y marido pero que la justicia te tiene por bandido. Hay que ir a la comuna y hablar con la escribana. Yo estoy por irme a Paris. En el medio escribo la ponencia y presento un artículo para una compilación. Ahh señor y doy clases, pero mi reemplazo parece que también tarda, que no sale. No me quejo. No puedo quejarme porque me estoy yendo Paris. Lllamo a la escriba y Juan queda encargado de la comuna. Cuando estoy allá le pregunto cómo va el trámite. El tipo le aceptó los papeles, pero cuando lo llama nuevamente le dice que catastro no salió, que ahora que él llama se da cuenta que es raro, que va a preguntar. ¿Y si juan no tenía el tiempo para llamar 10 veces a la oficina? Les juro de nuevo que esto es así, si quieren comprobarlo les paso el apellido del tipo número de teléfono y me dicen y postean cuánto tardan en encontrarlo.
Vuelvo. Empiezo a llamar yo. Un día en Santa Fe, otro en catastro. El jueves lo encuentro. Me dice que ya tiene el papel, que está todo ok, pero que no se lo pasaron oficialmente. Que llame el viernes. Llamo el viernes. Recién, recién (son las 12.45 ya llamé antes tres veces, ellos trabajan hasta las 12.55 según me informaron antes) le acaban de llegar. Le va a pasar la carpeta al arquitecto. Que lo llame. Cuál es el interno. No sé porque se esta mudando de oficina. Llamá la semana que viene y preguntá.
Llamo hoy al arquitecto. Primero nadie sabe el interno, luego el interno no contesta. Cerca de las 13 hago el último intento. Me atiende. El arquitecto. En qué estado está tu traámite. Ya pasó por catastro. Y la parte social. Ya presentaste la parte técnica. No sé, no sé, no sé. Si no lo saben ustedes que llevan a cabo el trámite cómo voy a saber yo. Esto no se lo digo. Le digo que sé que aprobamos catastro pero que no sé si lo mandaron a la parte social y que nunca nos pidieron todavía los papeles de la parte técnica. Me dice que tiene que chequear en la computadora, anota los apellidos, me dice que llame mañana ¿Qué hubiera pasado si yo me confiaba y no llamaba? ¿si el agrimensor no me decía que llamara? Nuestra carpeta amarilla hubiera quedado ahí en la nada, nadie nos hubiera avisado nada. Tengo que ir yo haciendo que la gente pase de oficina a ofina la carpeta por telefono, cuando ese, todos sabes no es el trabajo.
La perversidad del sistema está mucho más allá. En algún momento de los últimos años hubo un salto cualitativo. Este es un crédito para viviendas sociales (incluso te prestan plata para coinstruir encima de otra casa). Creo que se relaciona con la falta de pudor de la derecha, con la crisis mediática y con otras cosas menos argentina. No quiero repetir estereotipos ni una posición paternalista pero: ¿cuánta gente sabe lo que es un formulario I? ¿cuánta gente entiende lo que es catastro? ¿cuánta gente tiene cabeza después de laburar 9 o 10 horas para darse cuenta de cómo van las cosas, de qué tiene que hacer? ¿podés desde una fábrica llamar 10 veces a una oficina? ¿y si estás dando clases? ¿y si sos empleada en un negocio? ¿si limpiás casas? ¿De qué se jactan los socialistas cuando dicen que vamos a ser como barcelona? No sé si Barcelona es mucho mejor, digo de qué se jactan cuando hablan de organización y eficiencia, porque justamente es ese el argumento que usan para tapar el hecho de que las políticas sociales les importan un cuerno. Si al menos fueran eficiente en esto. Mientras tanto pasa el tiempo. Si hay un problema que la argentina está teniendo es la inflación. No digo con esto que todo esté mal. Al contrario, sólo digo que hay inflación (repito, y que me doy cuenta de que la sociedad mundial se está yendo al carajo, no la argentina.) Los 92.ooo pesos van a valer cada vez menos. No sé ¿alguien puede ver el salto que yo creo entreveer?
Obvio está la parte egoista: ya sé que no tengo derecho a quejarme, que ciertas circunstancia me vedan ese derecho, pero hoy realmente me ganaron. No es miserabilismo, no es decir que todo está mal, solamente no tengo más fuerza y tengo mucha, mucha bronca ¿Y si encajonan todo en Santa Fe?

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