Elegí ir por donde más te guste...

5.10.08

Intimidades de William Shakespeare y Victor Hugo

A Lita
IM

La pelicula. A veces, en la vida se tiene la ventura (palabra más vulgares implicarían desmitificar el encuentro) de que las historias estén justo en tu pasado. La intensidad de la voces guardadas en una casa que se abarrota de cuadros y flores casi secas. Cristian me habla de la figura del homosexual, de la demonización y del genio. En mi cabeza sólo resuena una palabra. Abuela.

La señora que se levanta y que se duerme. Que habla, recordando, a través de sus prejuicios, una relación que todavía no entiende. Las viejitas de Puig en Rio en una película mejicana. Yo dejé que las voces se escaparan sin registro. Era mi responsabilidad. Para eso estudié Letras. Dejé que esas historias se quemaran en el horrible esplendor del verde. Esa siesta me dormí. Y ella esperó. Me despertaba a cada rato, me ponía los lentes, la miraba. Hacía mucho calor, ni siquiera tenía sueño, pero me dormi. Y ella esperó. No supe escuchar, no supe.

Cuando vuelvo el cartel de Coca-cola se enciende y se apaga. El morro de Urca se ve pequeño a través de la bahia de Botafogo ¿Qué hubiera pensado de este viaje? ¿de este riesgo? Ella que esperó diez años y se casó de azul oscuro. Ella hubiera entendido: que no es como sus escapadas pero que se parece (un instinto nómade aferrado al sedentarismo). Siempre pensó que yo iba a escribir una novela como Rosamunde Pilcher. Tengo miedo de dormirme, igual que en aquella siesta.

No hay comentarios: