Elegí ir por donde más te guste...

12.10.08

Empiria

Jueves
Antes de venir acá, justo antes de tomarme el avión, estuve embarcada en discusiones sobre la tediosa pero evidentemente siempre inevitable acreditación. Entonces, en un equilibrio siempre inestable, vamos al congreso de enfoques empíricos sobre la literatura. Para ver que pasa, para agregar un papel más, para ver si los coffee break son como en la PUC.

Hacemos el viaje hasta el campus de la Universidade Federal do Rio de Janeiro en metro. Ir hasta el campus implica salir de la turística zona sur, implica enfrentarse con un entorno en que el sincretismo se torna amenazante. Luego de que hacemos la combinación, el metro sale a la superficie y, a pesar de ser metro, se convierte en tren. Ahí me empieza a doler la panza, es una presión en el estomago, ganas de dar vuelta el tren y volver, ganas de no ver. Lo que me empieza a rodear me oprime, la pobreza hiere en los ojos. Esta bien, no soy un intelectual mirando a los cabecitas negras, no soy una clase que teme el ascenso de la otra. No pasa por ahí, es un temor visceral, una impotencia estomacal. Es muy dificil salirse del tópico del outsider, no traicionar con el relato aquello que nos marca la piel. Lo unico que llegamos a acordar con Cristian es que volvemos antes de la noche, como sea antes de la noche.

En la universidad pública no hay carteles que te peguen en la cabeza. La distancia de la inutilidad del enfoque que vamos a escuchar y ver una y otra vez en los power point (otro tipo de visión, redundantemente capitalista, redundantemente inutil) choca contra el entorno que me oprimió el estómago. Entonces ¿que hay qué hacer? ¿reconocer la validez de la diferencia? ¿pensar que son formaciones diferentes con el mismo grado de derecho a existir? ¿nos volvemos intolerantes si afirmamos la inutilidad de ese enfoque? No, creo que no, es un deber ético: gente, el enfoque empírico de la literatura, del discurso en realidad porque la literatura pierde toda especificida (ya sabemos la especificidad es histórica, pero este extremo tampoco vale) lleva en general a visiones simplistas e inútiles, que no desgranan fuerzas, que no logran ver interacciones. Y sí, es un valor moderno, crítica como complejización, literatura como riesgo. Cuidado cuando nos cansamos de la ponencias leídas en los congresos, porque éste es el otro extremo, la presentación de investigaciones por gráficos idiotas que no dicen nada. Hay que encontrar un lugar de tensión, y nuevamente moder, ese lugar exige elaboración. Y la elaboración, al menos para mi, se choca frecuentemente con los tiempos de la acreditación.

Volvemos en trafic. Las fabelas está ahí, al lado, me queman los dedos, no son gráficos en un power point.

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