Elegí ir por donde más te guste...

20.10.08

Después

Ayer me compré un vestido, y ahora soy una princesa que contempla la fauna tropical, los pájaros que se esconden entre los recovecos del morro, desde la ventana del pequeño palacio.

Ayer, antes de comprarme el vestido y luego de una experiencia temporal dislocada por el cambio de hora que yo suponía inexistente aquí en Rio, fuimos al Museo de Arte Moderno. Me sucedió lo mismo que con el otro museo. Nada me atrajo de la colección, sólo unos cuadros de Tarsila. Me quedé pensando en como me gusta mirar los Berni, quedarme ahí en frente, como una verdadera contempladora de arte, en esos ojos, en esas manos (saudade: el sábado, en Lapa, mientras bailábamos samba y bebiamos caipiriña me moría de ganas de que intercalaran un tema de Rodrigo). El edificio sí que es impresionante, las vistas desde todos lados son lo verdaderamente atrayente. Mientras Denisse y Sole terminan de ver los cuadros, doy vuelta una silla y me quedo mirando por el ventanal. La distribución del paisaje del museo, realizado por un paisajista famoso, esta hecho para armonizar con las texturas del entorno: al mismo tiempo que veo las olas romper sobre las piedras, veo más cerquita otras piedras, más lisas que actuan por contraste con la espuma que se acumula en las otras.

Salí sin nada. En realidad, más que a la violencia, a cualquier episodio de violencia, le tengo miedo a mi mala suerte.

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