Elegí ir por donde más te guste...

29.10.08

Mi Victoria Ocampo

Me decido ir a hacer el paseo por la Biblioteca Nacional (el centro de Rio es un lugar muy interesante y por momentos atrayente, pero como sé que sí o sí me voy a perder me da fiaca ir para allá). Antes, como llego temprano, doy una vuelta a la manzana y de casualidad encuentro el libro que me robaron en un sebo instalado en la calle y 8 reales más barato que la primera vez. Dudo en comprarlo, me daría mucha impresión que fuera el mismo, pero el precio es tentador, más barato de lo que me saldrían las fotocopias y entonces má sí lo compro, pero no lo puedo poner en la cartera.

Está bien que no estuve en muchas bibliotecas en mi vida y que entonces mi verificación carece de validez, pero nunca estuve en una que tuvieran tantas restricciones para moverse. Que documento por aca, que ticket por allá, que deje la cámara que yo no llevo más a ningún lado, más acá. Sin duda el edificio vale la pena aguantar un guía que no nos deja entrar a ninguna parte, ni tocar ninguna cosa. La biblioteca no parece tener función definida. Para ser biblioteca, el acceso al material es tan complejo, que asusta al investigador más adiestrado en ponerse esos guantecitos blancos que luego tenes que devolver (y en lo único que hace pensar es en las jerarquías que en brasil se repiten hasta el infinito: usted sabe con quién está hablando?). Para ser archivo, o museo, o lugar de preservación de un material para generaciones futuras que quieran arriesgarse a nuestro presente, es demasiado biblioteca, o se la cuenta demasiado como biblioteca.

Dos cosas del recorrido. A la entrada dos murales. De un lado, la sabiduría (en bolas) descendiendo sobre la humanidad. Entonces abajo una serie de alegorías que no recuerdo. El esfuerzo, la investigación (un poco fálica con un microscopio que cubre sus partes pudendas). o algo así. Del otro lado, la ignorancia. Debajo, la desesperación, la pereza, una que llora. Los paneles en sí no son impactantes, pero la dicotomía en este país me da una sensación de violencia que me aprieta el estomago. La otra cosa, la sala de 6 piso con 300000000 de libros. Es la biblioteca borgiana y yo, por más que no soy escritora, siento que se me va a caer encima.

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De ahí a Café Colombo. Posiblemente a Lita esto sería lo único que le hubiera gustado. Pero no se, ella tenía gran capacidad de adaptación (creo que no le hubiera molestado que yo no me casara con Juan). Aunque sus playas eran las de Europa... son las de Ibiza o las de algún otro lugar del hemisferio Norte. O las de esa gruta, que siempre contaba, en la que para entrar tuvieron que tirarse al fondo del bote, y seguro desués las luces brillaban por todos lados en las estalactitas que seguro había (todavía me acuerdo de esa foto, en la playa, ella estaba en maya, posiblemente era Mar del Plata, pero no importa, no importa que no haya ido al mar en Europa, para mi está en el Hemisferio Norte). Los espejos creando abismo. Los marcos hasta el techo, y la vajilla expuesta en vitrinas de cristal. Los platos con bordes dorados y unas tacitas pequeñitas de bordes gruesos sobre la mesa de marmol y en frente de las sillas con esterillas.

Me siento de espaldas a la calle sólo para acentuar el efecto, mientras como um Doce do Belem, típicamente portugues (no quiero ser una princesa portuguesa, todos dicen que eran feas). Tendrían que prohibir cosas que rompan el efecto, pienso en mi faceta elitista. Un señor que entra en musculosa con los pelos de la espalda al aire; una chica que le saca fotos al menu, para luego comerse una hamburguesa enorme. Prohibir los flash, así puedo concentrarme en el grupo de señoras que toma el te (en realidad comen con Coca Zero, pero no importa). Se que yo tambien quedaría afuera (cómo me tentó el posiblemente en esa frase!). Sé que esta mal, es mi maldita Victoria Ocampo que se me cuela entre las lineas, entre mi Norah Langue

(Guardo el libro en la cartera, voy a desafiar a mi suerte).

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Después, porque los constraste no me alcanzan, un paseo por Uruguayana. El museo de Elio Oticica no existe. Me meto en un briga por carteras horribles que una señora desparramó en el piso y vende supuestamente a precios muy baratos.

La pelicula y el debate, esa es otra historia.

1 comentario:

Anónimo dijo...

es hermoso ver como sigue presente en vos,en todas tus grandes o pequeñas experiencias. beatriz